Al maestro con cariño

Queridos maestros y maestras claretianos:


Quiero aprovechar la celebración del Día del Maestro para expresarles mi profunda admiración y gratitud por su trabajo dedicado y comprometido de forjar las mentes y los corazones de tantos niños y jóvenes claretianos, a través de la transmisión de conocimientos y valores esenciales para la edificación de la persona y la construcción de un mundo mejor.

Bien puede aplicarse a cada uno de ustedes la expresión de Jesús «Ustedes son la sal del mundo… Ustedes son la luz del mundo… procuren que su luz brille delante de la gente, para que viendo el bien que ustedes hacen, todos alaben a su Padre que está en el cielo», cfr. Mt 5, 13-16.

Los maestros están llamados a ser líderes, emprendedores, transformadores e innovadores, son los principales ejecutores del cambio. Vuestra tarea es liberadora y generadora de promover los valores de la verdad, la belleza, la concordia, la justicia, la solidaridad. En sus alumnos va anidando el sueño de un país más justo y solidario. Esos sueños los pone Dios y ustedes ayudan a que crezcan y vayan tomando forma con el paso del tiempo, no como un transcurrir inútil e irrevocable, sino como proceso de maduración integral.

Cristo el camino, la verdad y la vida, ha encomendado a los maestros, conducir a sus alumnos a esa verdad tan sublime y delicada. Es necesario hacer un alto en el caminar de cada día y preguntarnos en lo más profundo de nuestro ser: ¿Qué tanto amor poseo para dar a mis semejantes? Es cuando el maestro se hará acreedor a un verdadero reconocimiento por parte del alumno al dejarle el sello indeleble en lo más profundo de su corazón para que dé frutos y los de en abundancia. “La gloria de mi Padre consiste en que ustedes den fruto abundante, y así sean mis discípulos” (Jn 15, 1-8).

Es importante seguir la pedagogía que Cristo nos regaló para preparar a los discípulos, los maestros deben trasmitir a sus alumnos los valores cristianos, para que hagan de ellos grandes hombres y buenos profesionales, resultado de una formación ejemplar. Un buen maestro no solo es aquel que domina los temas y los expone en el aula, sino aquél que transmite los valores inmutables, interesándose por cada uno de sus alumnos.

Circunstancialmente estas celebraciones coinciden con el reto institucional que nos hemos propuesto: obtener la certificación internacional en gestión de la calidad. Éste es un momento que requiere compromiso y responsabilidad. Estamos en la última etapa y una vez más reitero mi invocación a que unamos esfuerzos para el logro de este objetivo. Soy testigo del denodado trabajo y dedicación que los diferentes equipos están poniendo para alcanzar esta meta. Los animo a no desfallecer, con la seguridad que seremos exitosos.

Imploro bendiciones al Todopoderoso, para que sea El quien los anime y premie el esfuerzo y entusiasmo que ponen cada día frente a los alumnos, a las familias y a la sociedad. Que María, Madre y Maestra, en su advocación del Inmaculado Corazón, en compañía de San Antonio María Claret los ampare bajo su manto protector.

Un fraternal abrazo y felicitaciones en su día.

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